Hoy me he parado a mirar a los ojos de la gente.
He observado que nadie se fija en quien tiene enfrente,
que es de maleducados romper la burbuja permanente
que aísla a cada persona de disfrutar el presente.
Las sonrisas no se inventaron para viajar en los bolsillos.
Con tanta prisa olvidamos mirar más allá de los tobillos
que pisan donde acabaron de fumar sus cigarrillos
los de camisa, estresados tras terminar su corrillo.
Vivimos rodeados de completos desconocidos.
No conoces al de al lado, no sabes quién es el vecino.
¿Acaso te has preguntado en qué momento del camino
la confianza se ha largado al lugar desde el que vino?
Te preocupa demasiado el futuro que te espera.
Protegemos lo logrado por si cambia la marea
y olvidamos disfrutar lo que tenemos ahí fuera.
Llámame trasnochado, te espero si cambias de idea.
Francisco Izuzquiza
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